Filosofia con Escolares

miércoles, 3 de diciembre de 2008

11. ESTADO DEL ARTE

La filosofía es un silencioso diálogo del alma consigo misma en torno al ser

CONCIENCIA Y PEDAGOGIA
Dr. Nelson Campos Villalobos (
http://filo-edu.blogspot.com/2007/12/intrusismo-educacional.html)


Del latín conscientia. Es un problema crucial de la filosofía y de la psicología y que tiene una vertiente pedagógica profunda, como veremos en este análisis. El término ha tenido dos acepciones, el primero como conocimiento moral y el segundo como conocimiento de la propia mente o de los fenómenos psíquicos que ocurren en ella. Actualmente, se considera como la capacidad de conocer el mundo externo, al mismo tiempo que se conoce el mundo emocional que constituye nuestra interioridad, nuestra imagen personal, se da cuenta de lo que nos ocurre y de lo que conocemos; nos da el autoconocimiento que llamamos identidad; nos permite vivenciar el pasado como una realidad, sentir el presente y proyectarnos en el futuro, manteniendo siempre nuestra mismidad o auto identidad. En suma, la conciencia nos permite conocer lo que ocurre en nuestra mente y quienes somos, con lo cual se une el conocimiento del ser y el mudo externo.
En toda la obra de Aristóteles no hay un término que se refiera a conciencia en el sentido que hoy le damos. Lo más cercano es el sustantivo syneidesis, con el significado de darse cuenta y que emplea apenas siete veces en toda su extensa obra. La ausencia del concepto que analizamos en la filosofía del período griego clásico se debe a que el centro de atención del pensamiento fue el objeto de la conciencia y no el proceso o fenómeno. Solamente en el periodo helenístico, cuando la cultura griega se nutre del contacto con el imperio Alejandrino y posteriormente con el romano, se abre espacio en la filosofía para el análisis de los contenidos de la conciencia, cuando se llega al concepto de humanidad y se reflexiona sobre lo que significa el ser humano. Se pasa de esa manera a la idea de que somos una especie que posee un espacio único en el cosmos y que puede reflexionar sobre sí mismo. Posteriormente, en la edad media, Santo Tomás retoma la idea con el concepto de cum-scientia, lo cual quiere decir cum alia scientia, o sea, la aplicación de la ciencia a lo que el hombre sabe o conoce. Ahora, el hombre sabe que sabe y ese proceso es lo que llamamos reflexividad. Por lo demás, con esa toma de conciencia aparece la búsqueda de la verdad, por lo que ella es posterior a la primera, puesto que para encontrar la certeza del saber es preciso lograr el saber y reflexionar sobre él. Surge un proceso de comparación entre lo que se sabe y la realidad, en un proceso epistemológico continuo. Podemos entender al fenómeno de la conciencia como un logro superior de la evolución que se da solamente en la especie homo sapiens, y que constituye parte principal del psiquismo humano, que consiste en reflejar la realidad, el lenguaje y el propio conocimiento. La pedagogía basa su tekné en lograr en el alumno la reflexividad del pensar y lograr finalmente la toma de autoconciencia de su condición de miembro de la humanidad. La imagen que viene a mi mente no es la del maestro ante el alumno mostrándole el conocimiento, sino que es la del alumno ante un espejo que refleja al mundo, al cosmos y que a su vez devuelve el reflejo del joven. Ese espejo es la pedagogía, en el cual se encuentra en forma objetivada el maestro. Al término del proceso de formación se integra la triada buscada: el ser, la conciencia y la realidad. Volviendo al término moderno, la palabra viene del latín conscientia: En su sentido general, una interioridad por la que vivimos en nuestra mente de forma intencional la realidad de lo que nos rodea y de la cual sentimos que formamos parte, que a la vez nos permite darnos cuenta de nuestra existencia y de nuestros actos. Perder la consciencia o estar inconsciente es la privación de esa luz interior. El yo es un objeto construido por los actos conscientes. En la actualidad, hay una línea de trabajo basada en las neurociencias que señala que no existe la distinción mente-cuerpo, porque la consciencia es justamente una función del cerebro que desaparece al estar este órgano en coma o privado de vida. Según ellos, Descartes cometió un error al establecer la dualidad. Existiría un continuum entre la difusa consciencia de los animales y la nuestra, porque es innegable que algunos mamíferos superiores poseen en forma limitada esa función. Kant precisa el concepto cuando afirma que en los actos de la consciencia no se refleja una objetividad autónoma existente, sino que la objetividad como tal es un constitutivo propio de su actividad. En la práctica, la conciencia constituye un saber reflejo, pues hay en ella una reflexión sobre la realidad. Descartes se sorprende a sí mismo en esa reflexión cuando se da cuenta de su existencia porque puede pensar. En cierto modo, conciencia es la capacidad de darse cuenta de la propia existencia, del entorno y de la individualidad. Si bien hay más de dos milenios de investigación filosófica sobre este fenómeno, ha persistido la idea que es una función adjudicada únicamente a nuestra especie. En realidad, en la naturaleza hay un continuo, al menos entre los mamíferos, desde una forma primitiva hasta la máxima conciencia. La investigación neuropsicológica trata de demostrar que la conciencia es una función más del cerebro humano, como puede verse en los recientes trabajos de Francis Crik, pero no hay un análisis filogenético aún que nos explique la evolución de este fenómeno tan particular. El estudio de la conciencia ha pasado desde la metafísica a la biología, la medicina y recientemente a la interciencia que llamamos neurociencia, pero es evidente que aún no se encuentra el correlato neuronal o histológico para localizarla en el tejido cerebral humano, por lo cual si revisamos los conceptos, tal vez habría más éxito en la investigación tratando de determinar qué tipo de conciencia poseen los otros mamíferos, en el supuesto que ese fenómeno sea más simple en ellos. Cualquiera que tenga un perro en su casa y lo haya criado de pequeño, sabe que la vida psíquica del animal es compleja y posee muchas de nuestras habilidades cognitivas, como la memoria, la atención y la expresión de lenguaje corporal y reconocimiento de sonidos complejos y su conciencia, en mínima expresión comparada con la de su dueño, sí existe. Coincido con Vigotsky en que la conciencia es el principal fenómeno de estudio para la psicología y más aún, en que es el objeto verdadero de estudio de esa ciencia. El comportamiento humano para poder ser estudiado requiere de la meta-análisis de la conciencia puesto que en él hay mucho más que procesos biológicos, como es la subjetividad, los sentimientos, los cuales no son siempre ni aprendidos ni racionales. Como ha ocurrido continuamente en la historia de la ciencia, ésta siempre ha tomado, para tener un modelo explicatorio, a alguno de los paradigmas vigentes, como cuando en el siglo XVIII se hacían analogías entre el cuerpo humano y las máquinas de la época. Ahora se asimila de alguna manera al funcionamiento cerebral –la base del fenómeno de la conciencia- con el de los computadores, incluso empleando la jerga propia de esa disciplina, con términos como programación; inteligencia artificial; respaldo de información, etc. Todo esto solamente es una aproximación a un fenómeno que es producto de un órgano sumamente complejo, cuyo funcionamiento aún no entendemos pero que algún día lo será. El problema filosófico de la conciencia moral, por ejemplo, está lejos de ser desentrañado, porque es tan complejo como el de la conciencia psicológica. Reducir este fenómeno de enorme complejidad a un fenómeno físico, químico o biológico es un tanto simplista, si bien cada ciencia es capaz de aportar lo suyo al estudio de este fenómeno. La conciencia aún espera su Einstein que nos proporcione una teoría explicatorio.Por último, tal vez no existe una sola conciencia, sino un conjunto de conciencias que trabajan juntas. Por mi parte, puedo distinguir: conciencia del Yo (como individuo, sin connotación psicoanalítica); conciencia moral; darse cuenta de los propios contenidos de conciencia; conciencia del tiempo y del transcurrir de la vida propia; conciencia de la existencia de los otros; conciencia de mis sentimientos y los de los demás (como en la empatía y simpatía), conciencia del lenguaje y sentido de las palabras; conciencia perceptiva, como en la visión y muchas otros tipos, pues la variedad de las facultades humanas es infinita. Por otra parte, en lo que llamamos enfermedades mentales, se observa que en algunos casos se separan estos tipos de conciencia, como también ocurre en ciertos deficientes mentales, en que sobreviven milagrosamente determinados tipos de ella en desmedro de todas las demás. Por eso propongo hablar de consciencias. La idea no es nueva, puesto que Santo Tomás expone tres tipos de conciencia: una conciencia psicológica, otra que es cognitiva y una tercera que es moral. La reflexividad del pensamiento es el punto clave para entender el fenómeno que nos ocupa en este apartado, porque en esa línea argumental la autoconciencia es el darse cuenta de que existe esa interioridad que se capta a sí misma. En la praxis vital la reflexión es como un espejo en que se refleja la conciencia, donde se conoce a sí misma y examina sus contenidos a la luz de la realidad. Desde el punto de vista de la pedagogía de los valores, lo que importa es despertar en el niño los sentimientos que asociados a la conciencia le permitan internalizar las conductas buenas, socialmente hablando. El estudiante, a nivel de enseñanza media debe aprender que la conciencia es un conjunto de habilidades desarrolladas en la evolución y que después de cerca de 4 mil millones de años llega a su máxima expresión en el ser humano; de ella nacen, la ciencia y el arte; los derechos humanos consagran la libertad de expresión y de pensamiento, y ambos son nada menos que funciones de ella. Mientras la psicología no tenga una buena teoría sobre el origen de la conciencia y su génesis y desarrollo en la evolución, no podrá ser considerada una ciencia dura.
Publicado por Dr. Nelson Campos Villalobos
ESTADO DEL ARTE (2)
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Plataforma en Defensa de la Filosofía y la Educación Pública
Martes 25 de noviembre de 2008
Con ocasión del Día Internacional de la Filosofía, el pasado viernes día 21 de noviembre se celebró, en la sala María Zambrano del Círculo de Bellas Artes de Madrid, y con abundantísima afluencia de público, un acto abierto de discusión bajo el título de “La Filosofía en la Educación”. El acto fue convocado y organizado por la Plataforma en Defensa de la Filosofía y la Educación Pública de Madrid y Castilla La Mancha, que, en el mismo marco de actividades de publicitación, reflexión y reivindicación que viene realizando desde que se constituyera, quiso aprovechar este día señalado por la UNESCO para llamar una vez más a la reflexión conjunta, libre, pública y ciudadana, acerca de la situación actual de la Filosofía. Estructurado en 4 partes, el acto comenzó a las 16:00 h. con la presentación por Loïc Caballero del origen, trayectoria, y objetivos de la Plataforma, para dar paso a continuación a la primera mesa redonda, titulada “La necesidad de la Filosofía en la Educación”. En ella participaron Fernando Savater, José Antonio Marina y José Sánchez Tortosa. Tras este debate, y después de una pausa, Vicente Sanfélix Vidarte –profesor en la Universidad de Valencia, Presidente de la Sociedad Académica de Filosofía y uno de los promotores de la iniciativa– presentó la Plataforma Estatal en Defensa de la Filosofía, constituida en junio de este año tras una reunión de diversas organizaciones regionales y asociaciones de filosofía en la Facultad de Filosofía de la UCM. A continuación, moderó la segunda mesa redonda de la tarde, que bajo el rótulo “La Filosofía en el siglo XXI”, reunió a Antonio García Santesmases, Carlos Fernández Liria y Gustavo Bueno Sánchez.Realizadas desde perspectivas y planteamientos muy diferentes, las intervenciones escuchadas a lo largo de las distintas sesiones fueron tomando el pulso a la situación actual de la Filosofía en el sistema de educación pública (superior y de secundaria) de nuestro país, y dejaron ver, todas ellas, y sin perjuicio de sus grandes diferencias, una honda preocupación por el destino de la Filosofía y de la reflexión crítica en el edificio educativo, precisamente, además, en un contexto en el que el tejido social parece estar cada vez más transido y más tensado por fuerzas y exigencias de la naturaleza más dispar, y en el que, por tanto, más necesaria parece la revisión crítico-racional de sus propio fundamentos.Algo semejante a eso es, precisamente, lo que se estuvo haciendo, en un sala abarrotada, en el Círculo de Bellas de Artes de Madrid, hasta última hora de la tarde. Y en este sentido, la Plataforma en Defensa de la Filosofía y la Educación Pública de Madrid y Castilla La Mancha se congratula por el éxito de esta convocatoria, al tiempo que anima a todos los agentes sociales y a todos los ciudadanos a seguir profundizando en la defensa de uno los pilares fundamentales –el estudio de la filosofía en el sistema educativo– que ha sostenido desde sus inicios modernos el proyecto de una convivencia plural y democrática.
ESTADO DELARTE (3)
Introducción a la Filosofía de la educación
por Priscilla Hernández Pou
Santo Domingo, Distrito Nacional. República Dominicana.
Junio del 2000.
INTRODUCCIÓN
El hombre es el único ser educable. Este ser es simultáneamente biológico, psíquico y social. Pero no lo es en forma pasiva sino activa. Está frente al mundo provisto de una actividad espiritual, de una concepción de la vida. A través de esta idea básica encuentra la explicación de muchos "por qué", aparte de la posibilidad de enfocar a la realidad como a un todo. En primera instancia la filosofía es, pues, una concepción del mundo y de la vida que repercute sobre la conducta. Esto sucede no sólo con la filosofía de los "filósofos profesionales", sino también con la "filosofía" del hombre común.
Toda teoría filosófica conduce a una actitud e intenta explicar unitariamente la realidad. Por eso dice que la filosofía es una reflexión totalizadora en cuyo campo entran tanto lo natural como lo humano.
De lo dicho se deriva la importancia de la filosofía para la educación. Si ésta pretende formar al hombre en su integridad, ¿quién más que la filosofía puede darle una idea de esa integridad? El educador no puede emprender su misión, si antes no se ha trazado por lo menos un esbozo del punto a que se debe llegar, es decir una "imagen" del hombre a formar. Por eso, esencialmente, la filosofía que fundamente la acción educativa debe ser una "filosofía de lo humano".
Dado a estas razones se consolida la Filosofía Educativa, como ciencia dando el apoyo necesario a los pedagogos en la tarea de educación de la humanidad. A continuación encontrarán una recopilación de información referente a la Filosofía Educativa como ciencia, tanto como una síntesis de los diferentes filósofos de la educación y sus contribuciones.
LA FILOSOFÍA EDUCATIVA
La Filosofía Educativa, también llamada Filosofía Pedagógica y Filosofía de la Educación se puede describir como un campo de investigación y de enseñanza académica que limita el alcance de este ámbito a las actividades de un pequeño grupo de profesionales que trabaja esta área en específica. Estos llamados "filósofos educativos" se encuentran en los países de habla inglesa y, en menor grado, también en algunos países de la Europa continental, y normalmente están relacionados con las escuelas universitarias de educación o pedagogía.
Dado que la educación es el proceso de formación del hombre en la vida social y para la vida social, o la asimilación de las experiencias que preparan para la vida humana, se entenderá que la Filosofía de la Educación estudia las leyes, las situaciones y los fenómenos del mundo, del hombre, de la sociedad y de la cultura en relación con el proceso de la formación humana a partir de las posiciones filosóficas.
La Filosofía Educativa se puede describir como un campo de investigación y de enseñanza académica que limita el alcance de este ámbito a las actividades de un pequeño grupo de profesionales. Estos llamados "filósofos educativos" se encuentran en los países de habla inglesa y, en menor grado, también en algunos países de la Europa continental, y normalmente están relacionados con las escuelas universitarias de educación o pedagogía.
A la filosofía educativa corresponden numerosas posiciones y actitudes de orden ideológico y político que son bastante frecuentes no sólo entre las personas dedicadas a las labores educativas formales, como son los maestros, administradores y supervisores escolares, sino también, entre otros, como los gobernantes, políticos, empresarios, sindicalistas, obreros, padres de familia y dirigentes juveniles. En fin, la filosofía de la educación trasciende el plano de la formalidad institucional, abarcando las posiciones ideológicas y políticas reveladoras de lo que hacen, sienten y piensan todos los hombres en relación con la educación, por cuanto el hecho educativo extra-escolar, como sucede con el escolar, está condicionado por el hecho histórico general. Si bien pocos seres humanos son filósofos de la educación, en cambio nadie deja de incursionar, en uno u otro nivel y forma, en las esferas del discurso filosófico-pedagógico.
Como quehacer científico, la filosofía educativa presenta diversos grados, dependiendo esto de la mayor o menor importancia con que en ella se manejan los factores especulativos, de teoría científica, de practicismo o de utilitarismo.
El papel de la filosofía según la clasificación de Moquete (1995) en relación con las diversas expresiones del saber, aplicable a todas las disciplinas y ciencias, se especializa en el campo pedagógico mediante la aplicación de las diversas áreas filosóficas analizando y explicando con criterios ideológicos y científicos:
Los diversos enfoques a la realidad educativa con respecto a sus características generales, contradicciones, desarrollo, cambios y procesos, correspondientes a la ontología y a la dialéctica pedagógica.
Los factores epistemológicos correspondientes a los tipos de ponderación y ordenamiento científicos, leyes, metodología, principios, nivel científico, así como de usos que se hace de la pedagogía.
Los fines de la educación, a través de la teleología educativa.
Los aspectos estéticos en la educación.
La incidencia de la lógica en la educación.
La filosofía educativa tiene sus manifestaciones en las formas y en los niveles con que los educadores, tratadistas y demás personas interesadas en la educación, enfocan y aplican las diversas disciplinas, siendo notorios los casos de la antropología, la psicología, la historia y la sociología, por los altos niveles de afinidad y la interacción que presentan con importantes aspectos de la realidad educativa.
Las contradicciones ideológicas que han caracterizado a las diversas sociedades, ocasionan gran diversidad de enfoques y de interpretaciones en el campo científico, lo que a su vez provoca que la filosofía, ligada ampliamente a todas las ciencias y en general a las actividades humanas, sea la disciplina que encierre un mayor nivel de heterogeneidad en su contenido. La filosofía de la educación no escapa a esta situación, por lo que sus textos varían mucho en sus enfoques y contenidos aún dentro de grupos que han parecido tener una ideología común.
LOS TRES TIPOS DE LA ACTIVIDAD FILOSÓFICA
Una de las dificultades mayores de la Filosofía Educativa está en delimitar la naturaleza de la actividad filosófica misma que impide que se pueda dar un informe sencillo y directo del trabajo de los filósofos de la educación.
Cerca de finales del siglo XIX, Simmel escribía que "la filosofía es su propio primer problema" y su juicio es tan verdad ahora como lo fue entonces. Los filósofos han tenido siempre la tendencia a invertir su habilidad hacia adentro, examinar la naturaleza y los límites de la filosofía. Ellos han aplicado sus habilidades al análisis de argumentos, a la exposición de suposiciones y a la realización de síntesis provechosas de las ideas de diferentes áreas, para arrojar luz a su propio trabajo y a la validez de las cosas que ellos mismos están intentando discutir como filósofos. La variedad de conclusiones que se ha alcanzado acerca de la naturaleza de la filosofía es sorprendente, y gran parte de ellas han sido completamente pesimistas.
Esta tradición filosófica hace peligroso generalizar o intentar pintar un gran cuadro de la naturaleza de la filosofía. Los filósofos no están de acuerdo, y unos puntos sutiles pueden suponer la diferencia entre la aceptación o el rechazo de cualquier informe sobre la naturaleza de la disciplina.
Sin embargo, con las advertencias de que, primero, cualquier informe tiene sólo propósitos heurísticos y no se debe tomar como la última palabra, y segundo, que algunos filósofos rechazarían, en principio, cualquier intento por categorizar los tipos de actividad filosófica, es posible discernir ciertas tradiciones abiertas dentro del reino de la filosofía y, forzosamente dentro de la filosofía de la educación: la tradición metafísica, la tradición normativa, y la tradición analítica.Los grandes pensadores del pasado trabajaban más con las tres tradiciones filosóficas a la vez, como es el ejemplo de "La República" de Platón, y muchos filósofos del continente europeo aún trabajan así. Por otro lado, algunos filósofos se han especializado en una u otra, pero han mantenido el respeto por el trabajo hecho en todas las tradiciones. Sin embargo, durante varias décadas del siglo XX, y especialmente en el mundo anglosajón, después de la emigración de miembros pertenecientes al Círculo de Viena a mediados de los años 30, se hizo común entre los filósofos denigrar los dos tipos de actividad y concentrarse solamente en el trabajo analítico.

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